Y ¿VOLVEREMOS A LA NORMALIDAD?

Esta es la pregunta recurrente durante estos días de confinamiento obligatorio en nuestras casas, algunos se lo preguntan por el entusiasmo que les generaría un cambio y otros por el ánimo de recuperar su rutina diaria.

Como muchos yo también me lo he preguntado y lo sigo haciendo, aprovecho el tiempo para hacer la reflexión, reviso noticias, analizo opiniones, chateo respecto al tema y pues aunque no haya una respuesta concreta ya tengo una opinión propia al respecto.

Podemos comenzar con el contexto de lo que se venía viviendo antes de empezar a escuchar algo acerca del coronavirus, el 2019. Lo que marcó el año inmediatamente anterior, en definitiva fueron los brotes de protestas en todo el mundo, y es que no fue solo en Suramérica con Ecuador, Chile, Bolivia, Colombia, también se menciona lo ocurrido en Europa donde Francia fue la principal protagonista por un lado, España aun con su lado independista, y el Reino Unido por el otro ante su tema del Brexit. También es importante nombrar las protestas en Hong Kong y las revueltas árabes en Siria, Sudan, Argelia e Irán.

Todo lo anterior reunido, y aunque con causas y motivos distintos debido a las diferencias geográficas, culturales y sociales que se vive en cada uno de los países referenciados, nos lleva de igual manera a un mismo lugar, el cambio. El tomar acción ante un mandato solo es el reflejo de la inconformidad de las distintas comunidades con sus condiciones actuales o con las acciones que se proyectan a un futuro.

Pero si ya veníamos viendo la necesidad de un cambio, ¿es inminente?

Pues es lo que parecen ver muchos ya sea por optimismo o pesimismo según su punto de vista, y es que a raíz de las medidas que han debido tomar muchos países por la proliferación del covid-19, las personas han debido cambiar sus rutinas, limitar su salida de sus casas, las prioridades al consumir se han modificado, enfocarse en actividades para distraerse y hasta trabajar desde casa aunque nunca lo hayan hecho, todo esto de forma repentina, dejamos de ser el ser social para convertirnos en el ser familiar o asocial por nuestro cuidado.

Todo lo que está sucediendo nos está dejando varias enseñanzas, incluso el planeta en este momento parece tomar un respiro, además este tiempo nos permite reevaluar las prioridades que tenemos y que tal vez al terminar este periodo de cuarentena, ya no existan, la reflexión de este momento en principio es particular y posteriormente general.

¿Qué cambiara?

Esta pregunta tampoco tiene una respuesta precisa pues estamos en un momento histórico distinto al vivido en otras épocas por crisis de salud similares, actualmente tenemos una mayor tecnología y estamos en un mundo más liberal e hipercomunicado que permite reacciones muy distintas en todos los rincones del planeta y aunque muchos esperan cambios drásticos, esto no sucederá.

Los cambios drásticos que algunos pretenden están muy lejos de darse justo al terminar la emergencia por el virus, pero para saber que puede cambiar podemos remontarnos al antecedente de lo sucedido el 9-11, donde por causas de seguridad el mundo tomo medidas mucho más drásticas en cuanto a controles de terrorismo internacional, pero que a su vez estigmatizo las culturas de medio oriente, como está sucediendo ahora con la población oriental, tengan o no origen chino. En síntesis el planeta es como un perrito asustado que fue maltratado en la calle y desde allí empezó a temer y decide resguardarse en su hogar.

Cambiaran las percepciones más que las acciones, habrá más miedo, mas percepción de inseguridad ante el resto del mundo.

Lo que no cambiará

La mayor preocupación de la mayoría está en el tema económico para lo cual es más sencillo dar una respuesta asertiva, y es que el sistema económico que actualmente sostiene el planeta seguirá vigente, aun después de la crisis económica que se avecina y una recesión que no se ha visto este siglo, los grandes fondos tendrán los recursos suficientes para subsanarse, aun a costa de los rangos medios y bajos que serán los más perjudicados, puesto que es más difícil una adaptación desde cero que una desde una base.

Dicen algunos que el virus llegó para enseñarnos que todos somos iguales, que ataca sin discriminación de raza, sexo, edad ni condición social, es cierto; pero no todos tienen las mismas formas de mantenerse en aislamiento, de sobrevivir. La desigualdad también se ha visualizado; cuando el virus fue el Èbola que se dio en un país pobre como el Congo, fue más fácil de contener, pues es más fácil cerrarle la puerta a un país pobre que a los países ricos quienes actualmente son quienes más han propagado el covid-19.

Lo positivo

Aunque el escenario mundial no parece modificarse demasiado hay varios hechos que si bien no son inmediatos pueden darse paulatinamente y en un largo plazo beneficiarnos a todos. Asi como anteriormente mencioné, el planeta está fructificando la cuarentena, recuperándose un poco de tanto daño causado por la acción del hombre. Por otro lado al ser una crisis que desnudó los esquemas de salud, laborales y educación en cada país, probablemente este pase a ser un punto de mayor importancia en la agenda de cada gobierno con el fin de prepararse para afrontar de mejor manera estos periodos donde son ellos quienes tienen que sacar adelante al país y dar solución al problema.

Finalmente lo que podemos tener en cuenta como un mayor beneficio es la visión de cada una de las personas, las enseñanzas personales en sus hábitos familiares, de consumo y comportamiento empático ante el resto de las personas; además por supuesto de la generación de conciencia al momento de elegir gobiernos con equipos más idóneos en todas las áreas, que prioricen el bienestar general y no el particular, la optimización y el correcto manejo de los recursos públicos, necesarios en cualquier escenario político y social, esto es lo que más nos debe quedar.